Bumerán o búmeran, y no bumerang, son las adaptaciones recomendadas de la voz inglesa boomerang.
En los medios de comunicación es habitual encontrar tanto la grafía bumerang como el sustantivo inglés boomerang: «La UE responderá al desafío arancelario de Trump con un plan boomerang», «El juego de los aranceles: un ‘boomerang’ económico» o «Estas medidas podrían tener un efecto bumerang».
Se desaconseja la grafía bumerang porque, tal y como señala el Diccionario panhispánico de dudas, es una forma híbrida, que no es ni inglesa ni española.
Por otra parte, la hispanización de boomerang presenta dos acentuaciones válidas: en algunos países como Argentina, Ecuador o México, se prefiere la esdrújula búmeran; mientras que en España y en otras zonas de América predomina la aguda bumerán.
El plural de la forma esdrújula es invariable, los búmeran, mientras que el de la forma aguda es regular: los bumeranes.
Se recuerda además que la expresión efecto bumerán (o búmeran), ampliamente asentada y recogida en el diccionario académico con el significado de ‘resultado de una acción que se vuelve contra su autor’, no necesita ser destacada en cursiva ni entrecomillada.
Así pues, en los ejemplos anteriores habría sido más apropiado escribir «La UE responderá al desafío arancelario de Trump con un plan bumerán», «El juego de los aranceles: un bumerán económico» y «Estas medidas podrían tener un efecto bumerán» (o también, en los tres ejemplos, búmeran).