Las onomatopeyas no son tan frecuentes en el lenguaje escrito formal, pero en contexto de la mensajería instantánea son un recurso del código oral y gestual que recuerda, de nuevo, la coloquialidad propia de este tipo de comunicación.
En ocasiones, las onomatopeyas representan no un simple sonido sino una reacción ante el texto del interlocutor, como en este caso, donde la persona 1 la emplea para indicar que la afirmación de su interlocutor le resulta sorpresiva e imprevista, y que la deja atribulada:
- Persona 1 Y entonces, que? qdamos?
- Persona 2 No puedo hoy ni mañana
- Persona 1 ZAS!
- Persona 2 Perdoname, pliiiis!!!
- Persona 1 Bah
Algunos ejemplos de onomatopeyas frecuentes en mensajería instantánea:
- Golpe, bofetada, chasco: pam, zas, plaf, zasca, pum, pumba, bum
- Asco: aj, puaj
- Carraspeo, aclaración: ejem
- Comer, sabroso: ñam
- Sorpresa: cucú
- Estornudo: achís
- Sorpresa agradable: guau
- Sueño, dormir: zzz zzz
- Silencio, callar, chitón: chis, sss
- Tragar, beber: glu glu
- Resultar interesante, dudar: mmm
- Asentimiento, comprensión: ajá
- Aburrimiento, cansancio: buf
Por su parte, las interjecciones tienen, de nuevo, un papel notablemente enfático y con esta función es habitual verlas repetidas, para remarcar o regular la intensidad de su significado. Así, un simple ja equivaldría a una risa sardónica o irónica que no denota alegría; un jaja, a una risa sincera, y un jajaja, a una carcajada. Asimismo, se generan, de un modo natural, acepciones y connotaciones propias de este contexto coloquial; por ejemplo, jejeje es una sonrisa cómplice; jojojo, una risa socarrona, y jijiji, una risilla traviesa o contenida.
En ocasiones, como en los ejemplos que hay a continuación, el mayor o menor énfasis viene marcado por la repetición de letras, generalmente vocales:
- Me muero! Jaaaaaaaaaaa! ;¬D)
- Epaaaaaaaa, perdón!!
- Buuuuuu, chulito.