Los primeros documentos escritos en español no tenían un criterio uniforme respecto a la puntuación, las mayúsculas ni las tildes, entre otros aspectos. Ya en el Diccionario de la Real Academia Española aparecen todas las palabras con sus respectivas tildes a partir de 1884.
En el Diccionario de Autoridades de 1770 se hace mención a los acentos, aunque la definición muestra que las normas eran diferentes a las actuales: «En la Lengua Latina hay tres acentos, grave, agudo y circunflexo; pero en la nuestra solo tiene uso el agudo que baxa oblicuamente de la derecha á la izquierda, con el cual denotamos “las sílabas largas, porque las breves no se acentúan”».
En la edición de 1884 se definía de una manera más cercana a la actual: ‘Rayita oblicua que baja de derecha á izquierda del que escribe y la cual se pone en ciertos casos, como signo ortográfico, sobre la vocal de la sílaba en que carga la pronunciación’ y, aunque no hay una datación fiable acerca de cuándo se establecieron las normas de acentuación actuales, es posible que se incorporaran en torno a estos años.
Acaban de descubrir unos restos romanos bajo el Mediterráneo y se menciona una columna...
¡Hola!
¿Has buscado tu duda en nuestra web?
Si no la encuentras, rellena este formulario:
Utilizamos «cookies» propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información en este enlace.OkMás información